El programa promueve cambios de dudosa legalidad y poco favorables para los
profesionales y los pacientes.
Se atribuye al Personal de Servicios Generales —que no son profesionales
sanitarios— funciones de evaluación de riesgos o síntomas, que no les
corresponden y que no deben realizar en ningún caso.
El XIDE es un sistema de triaje, algo que resulta impropio en la atención ordinaria
de los centros de salud.
El Consello ya dirigió, el 29 de diciembre, un escrito al conselleiro de Sanidade y a
la gerente del Sergas, en el que se exigía la retirada inmediata del plan. Casi dos
meses después no se ha recibido ninguna respuesta, ni siquiera acuse de recibo.
El Consello Galego de Colexios Médicos ha solicitado al Servizo Galego de Saúde
—en el marco del Consello Galego de Colexios Médicos— la retirada del sistema de
citación XIDE (Xestión Integral da Demanda en Equipo) que se está implantando en
Atención Primaria. Esta herramienta promueve cambios de dudosa legalidad y poco
favorables para los profesionales y los pacientes, y lo hace con opacidad y falta de
evidencia científica, garantías y seguridad para quienes acuden a los centros de salud.
El programa XIDE es un proyecto piloto dirigido a optimizar la gestión de las citas a
demanda —no programadas—, que establece un nuevo escenario en el sistema de citas
en Atención Primaria, con efectos directos para los pacientes. El Consello valora
positivamente que se trate de encauzar la demanda no programada o urgente en este
nivel asistencial, porque la mala gestión —o la ausencia de ella— es uno de los
principales obstáculos para alcanzar el nivel de calidad adecuado en Atención Primaria,
y también que se intente hacer a través de la creación de herramientas originales para
realizar reformas integrales. Sin embargo, es necesario un análisis pormenorizado de
la situación previa al XIDE para valorar si existen aspectos que sería conveniente
conservar.
El Sergas ha llevado a cabo la implementación del programa con oscurantismo: no ha
dictado ninguna instrucción, circular o disposición al respecto, y tampoco existe
publicación alguna de este proyecto piloto en el DOG. Nos encontramos ante una clara
vulneración de la normativa de transparencia y del principio de buena
administración como garantía de la legalidad.
Por otro lado, el programa XIDE genera problemas con respecto a las competencias
profesionales. Atribuye al Personal de Servicios Generales —que no son profesionales sanitarios— funciones de evaluación de riesgos o síntomas, que no
les corresponden y que no deben realizar en ningún caso. Esto vulnera el artículo 36
de la Constitución y la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las
profesiones sanitarias. En concreto, con la implantación del XIDE se establece que,
cuando un ciudadano contacta con el Personal de Servicios Generales de un centro de
salud demandando asistencia —ya sea de forma presencial o telefónica—, este
profesional administrativo debe preguntarle por el motivo de su consulta. A partir de la
respuesta, y a través de un algoritmo, se propondrá una cita con un determinado modo
de atención —presencial o telefónico—, tiempo de respuesta inicial —ordinaria, en el día
o inmediata— y el profesional sanitario o no sanitario encargado de dar respuesta a esa
demanda.
Con este sistema se van a producir resultados adversos para los pacientes que
implicarán efectos legales. Como establece la jurisprudencia de forma tajante, el
reparto competencial de las profesiones sanitarias solo puede alterarse a través de
la ley. El Sergas no debe tomar atajos para sortear la legislación. Además, con el
XIDE se infringen los derechos de los ciudadanos a la intimidad, a la protección de
la confidencialidad de la información sanitaria y a la garantía del secreto médico.
También puede provocar problemas en la asistencia: si se obstaculiza el acceso del
paciente a la consulta y el contacto con su profesional de referencia, se sobrecargarán
los servicios de urgencias.
Aunque se insiste en que el XIDE no es un programa de triaje, sí lo es en la práctica,
porque clasifica a los pacientes según las posibles complicaciones de la espera. El triaje
debe limitarse a servicios de urgencias, y es impropio de la atención ordinaria de
los centros de salud. En la atención emergente, el tiempo transcurrido hasta la
asistencia es el elemento crítico y, por lo tanto, se admite en su favor el sacrificio de otros
valores —como la confidencialidad o la correcta información al paciente— que, sin
embargo, son innegociables en Atención Primaria. Además, con el XIDE, como
sistema de triaje que es, se admite en el día a la inmensa mayoría de los usuarios que
acuden al centro de salud. Esto, salvo reforma integral de la Atención Primaria tal
como la entendemos, es inasumible.
Por todo ello, el Consello solicita que, en caso continuar con este sistema de clasificación
de pacientes, los encargados de llevarlo a la práctica sean profesionales sanitarios, y
también que se publiquen los algoritmos empleados para ello, de forma que puedan
ser evaluados por la comunidad científica gallega.
El Consello Galego de Colexios Médicos ya dirigió, el pasado 29 de diciembre, un escrito
al conselleiro de Sanidade y a la gerente del Sergas, avalado por un exhaustivo estudio
realizado por un grupo de trabajo ad hoc, en el que se abordaban estas cuestiones, se
señalaba la dudosa legalidad del plan XIDE y se exigía su retirada inmediata. Para
conseguirlo, se advertía de la posibilidad de emprender las oportunas acciones
legales, en cumplimiento del deber constitucional de los colegios médicos de
defender los intereses y la seguridad de los pacientes. Hasta el momento, casi dos
meses después, no se ha recibido ninguna respuesta, ni siquiera acuse de recibo.